Este libro es el fruto de una irritante discordia que me ha acompañado en los últimos diez años de mi práctica como psicoanalista de niños: el amplio margen de fenómenos, de casos, de situaciones que la clínica demanda para su comprensión y resolución, comparado con una paradójica estrechez y generalidad de las teorías que dan cuenta de esos problemas.
La búsqueda de respuestas en muchos momentos me ha llevado a trasponer las fronteras de un cuerpo teórico o de una escuela determinada y recorrer el freudismo, el kleinianismo, el lacanismo, así como “conocer", en una suerte de atrevimiento, otras disciplinas cuyos discursos están lejosde ser repetitivos para un consumidor del psicoanálisis, como las teorías cognitivas.
La búsqueda de respuestas en muchos momentos me ha llevado a trasponer las fronteras de un cuerpo teórico o de una escuela determinada y recorrer el freudismo, el kleinianismo, el lacanismo, así como “conocer", en una suerte de atrevimiento, otras disciplinas cuyos discursos están lejosde ser repetitivos para un consumidor del psicoanálisis, como las teorías cognitivas.
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